El modelo ABC es la estructuración básica de la Terapia Racional Emotivo Conductual TREC.
En él queda evidenciado la relación que existe entre nuestro estado emocional, las conductas que realizamos, los aspectos fisiológicos que padecemos y nuestra forma de pensar. Es decir, que la cualidad de nuestros pensamientos determina nuestra forma de sentir, las acciones que emprendemos y nuestra salud física.
Veámoslo más en detalle…
Cualquier acontecimiento, suceso o situación (A: situación activante), se acompaña automáticamente de pensamientos acerca de ese hecho que están integrados en nuestro sistema de creencias, adquirido a través de aprendizajes culturales, sociales y personales a lo largo de la historia de la persona (B “Beliefs”, creencias en inglés), las cuales generan en el sujeto determinadas emociones y conductas (C: consecuencias).
Las perturbaciones emocionales (malestar psicológico) son consecuencia de ciertas creencias basadas en valoraciones y demandas inflexibles (exigencias absolutistas) llamadas creencias irracionales que derivarán en emociones y conductas disfuncionales o desadaptativas.
Estas creencias se pueden resumir en tres exigencias absolutistas básicas referidas a:
Uno mismo: “Yo debo…” o “Yo tengo que…”.Por ejemplo: “Debo tener éxito”, “No debo equivocarme”, “Tengo que hacerlo todo bien”.
Los demás: “Él debe…” o “Tu tienes que…”:“Tu debes tratarme con respeto” y “Él tiene que ser siempre justo conmigo”, “Ellos no deberían hacer eso”.
El Mundo: “El mundo debe…” o “La vida tiene que…”:“El mundo debería ser un lugar cómodo para vivir”, “La vida tiene que ser fácil”.
Si estas exigencias no se cumplen, surgen una serie de consecuencias, como son el Catastrofismo (“Es horrible que me haya pasado esto”), la Baja Tolerancia a la Frustración BTF (“No lo soporto”) y la Condena hacia uno mismo (“Soy un inútil, un irresponsable”), a los demás (“Él es una mala persona, un desgraciado”) y al mundo entero (“Todo es malo y horrible”).
La persona generalmente no es consciente de que tiene pensamientos irracionales ya que éstos fueron asimilados a lo largo de la vida en diversos contextos de aprendizaje.
La TREC se caracteriza sobre todo por el énfasis puesto en un cambio filosófico profundo en la vida de la persona , y no meramente en una remisión de los síntomas perturbadores. Esto se consigue mediante la disputa de dichas creencias irracionales por parte del profesional, es decir el debate D que es la búsqueda de evidencias para la refutación de dichas ideas enfocado a conseguir un nuevo efecto E más sano y adaptativo.
Integra en dicho cambio filosófico el concepto humanista de Autoaceptación Incondicional, basado en calificar a las conductas pero nunca a las personas en sí. Aunque las conductas pueden ser buenas o malas, funcionales o disfuncionales, no se modifica nunca la valía, la esencia de los seres humanos. Dada su filosofía, si una persona obra mal no significa que necesariamente sea una mala persona, pues a partir de una conducta no puede definirse la totalidad del ser. Para esto, Ellis aplicó un proverbio de tradición cristiana: “Condena el pecado, no al pecador”.
Las ideas irracionales perturban emocionalmente al individuo ocasionalmente lo disponen a conductas riesgosas, por ejemplo practicar sexo inseguro, o bien recaer en conductas adictivas.
Dentro del amplio campo de las psicoterapias de orientación cognitiva conductual, las propuestas de Ellis han sido especialmente útiles en el abordaje de la ira, la ansiedad, las frustraciones, la fobia social, la timidez y las disfunciones sexuales.
Por otra parte, la TREC hace uso de técnicas de refuerzo operante, pero es escéptica con respecto al refuerzo social. La terapia racional emotiva propone un cambio filosófico profundo que promueve la no-dependencia, favoreciendo los valores autónomos y no contingentes de las presiones de grupo, el refuerzo social.
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